sábado, septiembre 30, 2017

Impresiones sobre la Concentración por la Unidad de España. Satisfecho de los asistentes, engañado y manipulado por los organizadores.


(Escrito por José María Permuy Rey)
El domingo a las 12, en la Plaza de María Pita de la Coruña asistí a la manifestación convocada por la Fundación Denaes en defensa de la “convivencia histórica”, “derechos de ciudadanía” y “futuro” de los españoles, “pidiendo que se aparque cualquier símbolo de partido, bajo el único símbolo que nos une a todos, que no es ni de izquierdas ni de derechas, el de la patria común e indivisible: La bandera de España”.
El Foro LC de La Coruña anunció ayer en su cuenta de Facebook haber recibido de Denaes el encargo de coordinar la manifestación.
Quiero dejar claro que conozco a alguno de los miembros de ese foro, personalmente o por referencias de personas de toda mi confianza y creo que son buenas y honradas personas que viven, ideológicamente, en el error, probablemente porque no han tenido la suerte de conocer referentes, libros o textos que les ayuden a profundizar en el conocimiento de la verdad. Están a tiempo. Y confío en que rectifiquen
El caso es que este mismo Foro coruñés, que se declara liberal conservador, había convocado otra manifestación en La Coruña el jueves pasado, a la que no asistí, porque junto con la defensa de la unidad nacional, que comparto plenamente, anunciaron la defensa de la Constitución, que yo rechazo porque la considero responsable de la legalización, consolidación y desarrollo de los separatismos.
Así lo hice saber en un comentario dejado en Facebook bajo el cartel de la convocatoria del jueves.
Cuando supe que Foro LC organizaría la concentración del domingo, me temí que caerían en la tentación de arrimar el ascua a su sardina, eso es, aprovechar la circunstancia para proclamar sus ideas políticas ante un auditorio que, ni había sido llamado por ellos ni se congregó para adherirse a ningún ordenamiento constitucional, régimen político o forma de gobierno, sino para proclamar y defender la unidad territorial de España.
Para tratar de evitar que eso ocurriera, a primera hora de la madrugada del domingo escribí en su cuenta de Facebook las siguientes palabras: “He visto que en su manifiesto leído el jueves pasado en los Cantones de José Antonio dicen defender la Constitución. ¿Van a hacerlo también en la manifestación de esta mañana en María Pita? Lo pregunto porque, de ser así, tendré problemas de conciencia para asistir a la concentración, a pesar de que es mi deseo.
Yo, como católico, no comparto con ustedes su ideología liberal ni su apoyo a la Constitución relativista, antinacional y atea de 1978. Pero como español, sí comparto su preocupación por la unidad territorial de España.
¿Es mucho pedir que dejen a un lado sus preferencias ideológicas y jurídicas y se limiten a pedir que se aplique la ley para frenar los propósitos separatistas sin entrar a valorar la bondad o perfectibilidad de dicha ley? Simplemente bastaría con decir, en lugar de “Estamos aquí en defensa de la Constitución vigente, tan perfectible como se quiera, pero por sus cauces, y no para dar satisfacción a los golpistas…”, “defendemos la aplicación de todas las medidas legales, incluyendo las previstas por la Constitución, y no para dar satisfacción a los golpistas… “
...evitarían ser excluyentes de aquellos que amamos a España y, precisamente por ello estamos en contra de la Constitución, que nos parece no sólo perfectible, sino rechazable, porque permite la legalización de partidos separatistas y establece un régimen autonómico que concede competencias políticas a esos partidos separatistas, de las cuales se valen para llevar adelante su proyecto independentista.
En todo caso ese es un debate que en esta ocasión deberíamos dejar al margen, porque lo que se trata es de unir a todos los españoles por encima de partidos, banderías y preferencias ideológicas o de modelo de Estado.
Así es como lo ha planteado Denaes y por ello organizaciones diversas, entre las cuales están algunas críticas o contrarias con la Constitución se han sumado a la convocatoria de mañana y han pedido a sus militantes que acudan.
Por favor, no hagan que nos sintamos defraudados, engañados.
Por respeto a los términos en que se ha hecho la convocatoria, olviden por esta vez la defensa de la Constitución, del liberalismo y de la democracia y defiendan exclusivamente la unidad territorial de España, la aplicación de todos los medios legítimos para impedir la ruptura de nuestra Patria y la labor de las Fuerzas de Orden Público en el desempeño de su misión de garantizar la integridad de nuestra nación.
Aprovecho también para sugerirles que no hagan alusión a los fueros, que no tienen nada que ver con el nacionalismo secesionista, sino con la tradición histórica de España y con el ideario tradicionalista, cuyos adeptos han sido invitados a participar en la manifestación.
Gracias.
Viva España”.
Pues bien, mi temor se ha visto lamentablemente confirmado durante la manifestación.
Me presenté esta mañana en la Plaza de María Pita ondeando una bandera de España, roja y gualda, sin escudo alguno. Mi intención era simplemente unirme a mis compatriotas preocupados por la posible desintegración física de nuestra nación, No me importaba si eran contrarrevolucionarios -como yo-, liberales o socialistas (Paco Vázquez, socialista y ex alcalde de La Coruña, estaba presente); no me importaba si eran monárquicos -como yo-, republicanos o accidentalistas en materia de forma de gobierno; no me importaba si eran católicos -como yo- creyentes de falsas religiones o incrédulos. No porque no me importe o me sea indiferente que España sea socialista, liberal, republicana, hereje o atea, sino porque aquí y ahora era, y es, momento de suspender todo partidismo, bandería e ideología en aras de la defensa de la unidad territorial de España.
Pero los coordinadores de la manifestación no lo entendieron así.
Antepusieron su ideología a la unidad de España.
Defendieron la Constitución de 1978, alentando así una nueva forma de separatismo que pretende dejarnos fuera de la convivencia nacional y al margen de España a quienes estamos en contra del texto constitucional.
Alentaron gritos como “No soy facha, soy español” o “Bote, bote, bote, facha el que no bote”, que establecen también una división y confrontación entre quienes se consideren fachas y quienes no. ¿Quiénes son los fachas? ¿Qué entienden ellos por facha? A mí no me gusta esa palabra, porque es imprecisa y utilizada por los enemigos de España para englobar realidades políticas diversas que, en ocasiones, son contrapuestas. ¿Es facha el que rechaza el liberalismo y la democracia liberal? ¿Es facha el que se opone a la Constitución de 1978? ¿Es facha el que quiere restaurar la Unidad Católica de España? Si es así, yo soy facha.
¿Es facha el racista, el xenófobo? Si es así, yo no soy facha.
En conclusión, me he sentido engañado y manipulado.
En vista de que los organizadores daban un sesgo sectario a la manifestación y posterior recorrido por la ciudad de La Coruña, no sabía si quedarme o marchar.
Tuve presente que varias organizaciones de esas que vulgarmente son acusadas de fachas, de esas que no simpatizan con la Constitución ni la democracia liberal (franquistas, falangistas, carlistas) demostrando una generosidad, altura de miras y verdadero patriotismo (que tanto contrasta con el egoísmo, sectarismo y nacionalismo constitucionalista y excluyente de muchos liberales), invitaron públicamente a participar en las concentraciones de hoy por toda España
Finalmente, opté por quedarme, con mi bandera en alto, coreando los gritos que dirigían los organizadores y otros asistentes en defensa de la unidad de España, pero, en vista de que ellos no respetaban las exigencias de neutralidad partidista de la convocatoria, decidí asimismo gritar, tan fuerte como me fue posible, ¡Viva Franco! ¡Yo soy facha, soy español! ¡Con Franco no había, las autonomías!, al oír los vítores a la Constitución y la democracia y el insulto a los fachas.
He de decir que me sorprendió verme gratamente secundado en mis exclamaciones por no pocos de los asistentes y felicitado por alguno de ellos. Esto, así como la alegría de haber visto un número considerable de paisanos míos coruñeses que no tiene nada que ver con los errores de los organizadores y que tuvieron el valor de salir a la calle a defender la unidad de España, hace que, finalmente haya salido satisfecho a pesar de todo.

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